miércoles, 6 de diciembre de 2017

Juan Gelman

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Ausencia de amor
Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.

Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobre cristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.

Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.

Certezas
A ver cómo es.
Estaba quieta la inquietud por una vez.
La desazón en sazón y
¡cómo se parecía el mundo a Gerarda
envuelta en sensaciones de encaje!
Las palabras chocan contra la tarde
/y no la descomponen.

La furia no me deja solo conmigo.
Habrá que recortar la sombra militar.
¡Camaradas especialistas en esperar cansancios:
apaguen el amor dudoso
que baja humilde y despacito!

Hasta el revés del cosmos morirá!
El juego en que andamos
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

Fábricas del amor
Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.

La rueda
El arco o puente que va
de tu mano a la mía cuando
no se tocan, abre
una flor intermedia.
¿Qué toca, qué retoca, qué trastoca
ese vacío de las manos
solas en su fatiga?
Nace una flor, sí,
se agosta en mayo como una
equivocación de la lengua
que se equivoca , sí.
¿Por qué este horror?
En la página de nosotros mismos
tu cuerpo escribe.

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Juan Gelman (Buenos Aires3 de mayo de 1930 - México, D. F.14 de enero de 2014)
Exiliado durante la dictadura militar iniciada en 1976, retornó a la Argentina en 1988 aunque se radicó en México. Buena parte de su vida y obra literaria se vieron signadas por el secuestro y desaparición de sus hijos y la búsqueda de su nieta nacida en cautiverio. Fue el cuarto argentino galardonado con el Premio Miguel de Cervantes, luego de Jorge Luis BorgesErnesto Sabato y Adolfo Bioy Casares. Se lo considera uno de los grandes poetas contemporáneos de habla hispana, y un «expresionista del dolor». A su muerte, la Presidencia de la Nación Argentina decretó tres días de duelo nacional.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Rainer Maria Rilke










Canción de amor

¿Cómo sujetar mi alma para
que no roce la tuya?
¿Cómo debo elevarla
hasta las otras cosas, sobre ti?
Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido,
en un rincón extraño y mudo
donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse.
Pero todo aquello que tocamos, tú y yo,
nos une, como un golpe de arco,
que una sola voz arranca de dos cuerdas.
¿En qué instrumento nos tensaron?
¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?
¡Oh, dulce canto!

Der Panther

Su mirada se ha cansado de tanto observar
esos barrotes ante sí, en desfile incesante,
que nada más podría entrar ya en ella.
Le parece que sólo hay miles de barrotes
y que detrás de ellos ningún mundo existe.
Mientras avanza dibujando una y otra vez
con sus pisadas círculos estrechos,
el movimiento de sus patas hábiles y suaves
va mostrando una rotunda danza,
en torno a un centro en el que sigue alerta
una imponente voluntad.
Sólo a veces, permite en silencio, la apertura
de los cortinajes que ocultaban sus pupilas;
y cruza una imagen hacia adentro,
se desliza a través de los tensos músculos
cae en su corazón, se desvanece y muere.

Las rosas

Si tu frescura a veces nos sorprende tanto
dichosa rosa,
es que en ti misma, por dentro,
pétalo contra pétalo, descansas.
Conjunto bien despierto cuyo centro
duerme, mientras se tocan, innumerables,
las ternuras de ese corazón silencioso
que suben hasta la extrema boca.

Ofrenda

¡Oh, cómo florece mi cuerpo, desde cada vena,
con más aroma, desde que te reconozco!
Mira, ando más esbelto y más derecho,
y tú tan sólo esperas… ¿pero quién eres tú?
Mira; yo siento cómo distancio,
cómo pierdo lo antiguo, hoja tras hoja.
Sólo tu sonrisa permanece como muchas estrellas
sobre ti, y pronto también sobre mí.
A todo aquello que a través de mi infancia
sin nombre aún refulge, como el agua,
le voy a dar tu nombre en el altar
que está encendido de tu pelo
y rodeado, leve, con tus pechos.

martes, 8 de agosto de 2017

Patricia Guzmán: Soledad intacta

He escrito varias veces sobre la poesía de Patricia Guzmán y hoy en estas líneas recogemos en un modo antológico su quehacer poético y, a la vez recogemos en un momento biográfico su quehacer vital: juntas, poesía y vida consubstanciadas. En todo su quehacer poético está presente su autenticidad, su entrega total esencial y existencial. 

En toda su obra, su lirismo ha recibido elogios y análisis de excelentes poetas nuestros asi como Juan Liscano, Luis Alberto Crespo, Reyna Rivas, Ramón Palomares, Ana Enriqueta Terán, Armando Rojas Guardia por citar sólo algunos. He creído y creo firmemente que una de las más esenciales virtudes de la poesía de Patricia Guzmán es el decir lo que la poesía nombra: el tiempo, la luz, los sueños, la esperanza, la paciencia. 

Yo siento tu poesía arriba, en la luz en un vuelo ritual, ingrávida, sostenida por las alas de un ángel.
Y yo sigo deseándote, Patricia que sigas hecha de sed, que sigas dándole casa y huerto y rosas a los afligidos. Somos tantos los que te damos las gracias, los que contigo vamos a la iluminada cripta al encuentro del frágil olor de la piedad. 
Y que sigas como hasta ahora con la poesía a cuestas sin que te pese aun en esos momentos, en los que la palabra poética es fuego, brasa, incendio, quemadura. Tu sabes que la hora y el lugar de pasar la antorcha llega ... el tiempo tuyo para pasar la llama, es largo... tu juventud lo sabe. Gózalo, padécelo, como lo estás haciendo: en poesía pura. 

Reyna Rivas 



Llevo la espalda herida
el lamento de un último arbusto                      viene amarrado a mi cintura





Llévenme de costado                             


                             que no me distraiga

                             el peso de tu cuerpo

                             Eso que dejaste


 



El CIELO  tiene el olor de un animal cansado
Cansado de mirarme y no salvarse besarme y no morir
Cansado de tanta vida intacta



Come y no mira

Tiene los ojos podridos
Un hambre honda su única pertenencia
Un hambre honda que le come el cuerpo el gesto de despedirse


SI ES ÁNGEL vive en el árbol
Me pide que no apague la luz

Me pide que lo mire desnudo
Dice que me ama con la boca cerrada (Yo lo quiero bañar en el río)
Si es ángel está nervioso
Se le cae la vida de las manos
No quiere venir a mi casa
Conoce la soledad de la belleza (No he podido quitar su olor de mi puerta)
Tiene cielo debajo de los párpados
Pierde peso encima de mí
Si es ángel está nervioso
Se le cae mi cuerpo de las manos


SI LE TEMES a las rosas
Llena de oraciones el jardín (Será inútil, no podrás salvarte)

¿Quién dijo que no tienen labios?
Nos besan de la cabeza a los pies sin sacar la lengua
Altas alturas
Altas alturas
Y un solo corazón: carne buena, carne mala
Las rosas son espadas
Llena de oraciones el jardín
Las rosas son buenas (Cantan despacio, despacio)


ESTOY segura de mis miserias (Son mías)

Lo más carne de mi corazón
Por lo bajo de esa carne aprendí a comer
Por lo bajo de esa carne aprendí a cantar (Mis ojos están acostumbrados a guardar a guardar a guardar)
He jurado no quitarme el collar de perlas
No vaya a ser que me quedé quieta cuando se abra el cielo
No vaya a  ser que la flor sea perfecta
No vaya a ser que se me cierren los párpados
El corazón mío me devolverá
Estoy segura de mis miserias (Son mías)
Ave apurada
Ave de mí


YA SE SABE: hay formas y formas de locura
Cuerpos gloriosos atraviesan mi puerta (Sólo cuerpos gloriosos)

Aun con hambre no ensucian los labios
Están seguros de que sufrir no cuesta demasiado
Un solo soplo de cansancio está permitido
Lo demás es ser feliz sin escindirse
Uno cae sin descubrir el misterio de la caída
Ya se sabe: Amor no es hermoso, desea la hermosura


DEMÓRASE mi alma en florecer
Necesita un cielo más alto

Conservar el secreto en la claridad
Es posible que le falte prudencia
Acomodarse a lo que es sensato
No gozar de subir a tener este amor perfecto
Debo estar ocupada en cosa de provecho para el alma
Desasimiento grande el mío
No es fácil soportar la visión y el acontecer mismo del amor
Debo repetir una oración mental
Debo repetir una oración mental
Hago demasiado caso de mí misma


El cielo tiene un lado sordo EL CIELO tiene un lado sordo
Conviene abrir las cajas

Empacar los ojos
Asentir en el vacío del vacío
Contemplarnos piadosamente
El cielo tiene un lado sordo
Quién alcanzará la luz de los oídos
Quién hará girar la caja
Y hallará morada la conciencia informe
Y hallará morada la respiración sorda
Y en la ventana encarnará la sombra
En ayuno
Para dar inicio
Ahora que el honor retumba en el cielo de sus bocas
Enormes, por el canto de lo que les falta
Enormes, por el rojo de su lengua
Cargando sus corazones como geranios mutilados​
Deseosos de plantarse aquí
Enterrar el alimento que no tuvieron tiempo de acercar a la lengua de los
pájaros                                                                             
Fatigados del aire            atigados de respirar
El cielo tiene un lado sordo
Asienten entre cajas
Y la espera pesa sobre sus párpados
Y la espera pesa debajo del viento
Debajo del lado sordo del cielo
Que les corona con plumajes encendidos
Encendidos como tulipanes enjaulados
En el lado sordo del cielo.



Patricia Guzmán (Caracas, 08 de agosto de1960). Autora de cinco libros de poesía:De mí, lo oscuro (1987), Canto de oficio (1997), El Poema del Esposo (1999-2000), La Boda (2001), y Con el Ala Alta/ Obra poética reunida 1987-2003 (2004), que han merecido la atención de la crítica nacional e internacional que distingue su voz como infatigable e impregnada de resonancias de la literatura mística de occidente .Su nombre ha sido incluido en las más importantes antologías de poesía venezolana. Poemas de todos sus libros han sido publicados en revistas y suplementos especializados de habla hispana en el país, y traducidos al italiano, al francés y al inglés.
Obtuvo de doctorado en Literatura  Hispanoamericana en la Universidad de La Soborna. En su trayectoria profesional destaca tanto la dirección de suplementos literarios como su desempeño académico en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello. 

 


 

jueves, 6 de julio de 2017

Miguel Marcotrigiano / Inéditos 2017






Este es mi país de sombras
mi horizonte constreñido
Este mi país de los idos
de los que no retornarán (al menos no siendo los mismos)
Este es mi país sin puertas
ni ventanas de emergencia
Acá estamos todos atrapados
los que nos quedamos
y los que se fueron
Un lugar de rugosos recuerdos
de ruedas que giran sin hacer contacto con el suelo
Este es el país de los hombres que se estiran sobre su miseria
de las mujeres que insisten en limpiar su rabia y su paciencia
Este el país de las osamentas que cubren las calles
de los niños que acusan el golpe en el estómago
donde un hueco enorme infinito
nos mira al rostro
nos envenena

(03/02/17)


Cuando los tiranos sean tan solo la nebulosa imagen de traslúcidos fantasmas
cuando el recuerdo de las vísceras en el asfalto remueva la memoria
cuando los profundos remolinos y las armas oxidadas se pierdan en los pasillos de la mente
pensaremos que los despojos que somos estarán a salvo
en vano agradeceremos por el  nuevo día
tocaremos devotamente los pies del cristo vivo crucificado en la habitación
besaremos devotamente nuestros dedos
y nos persignaremos porque sobrevivimos al horror
aunque este nos acompañe fiel hasta el légamo

(27/05/17)


Para registrarnos en la Historia
está el asfalto
el impacto del proyectil
la sangre derramada

Luego
el silencio
el olvido
el alma ausente

Converso con la familia del caído
les escucho
desde lejos
como al margen

Comprendemos el mal
pero cada quién tiene sus propias dolencias

Mientras
continúa la mascarada
los roles de la representación que otros
han decidido

La vecina me pregunta cómo se resuelve el gran problema
su perro tiene pulgas
y no se encuentra el medicamento
puesto que es importado

Dice un amigo que uno se lleva sus preocupaciones cuando emigra
y las troca por otras angustias

Dios es injusto al repartir los dolores

(30/05/17)


Esta mañana
temprano
con un beso rápido
rigurosamente rutinario
se despidió de su mujer

Hizo la cruz en la frente de su hijo
catorce años bien repartidos
en el futuro centrocampista de la selección nacional

Besó y bendijo la dulzura de su pequeña
de seis años
-desea ser doctora de animales
para curar a todos los gatos del barrio-

La estación del Metro
cerrada por supuesto
y toca caminar

camina entonces mientras recuerda
que no tomó café
seguro me dolerá la cabeza más tarde

Hoy
está decidido
pedirá ese aumento de sueldo

fijará sus pupilas en las del jefe
firme
y dirá en voz alta y clara su petición

Sus pupilas están fijas
mirando el cielo plomizo y las gotas finísimas de la garúa
que se hincan como alfileres en su rostro

mira fijo ese cielo gris pizarra

una bala certera atravesó su pecho
una proyectil patrio
la mancha púrpura se expande en la camisa

la lluvia
ahora más recia
continúa cayendo

a esa hora
solo el cielo lo contempla

(04/06/17)


Transcurrirán los días de todo un año
y diré
“He pasado las dos estaciones y
sigo acá
aburrido en este lecho de tierra negra
blanda”

Me han llamado héroe
sin entender que solo estaba jugando
y de paso
luchando

La libertad se alcanza
al comienzo
así
jugando con las emociones

Cambié mis carritos y videojuegos
por una máscara hecha de franela
la espada de madera
por mis brazos y manos
-al fin y al cabo
las espadas son extensión del brazo-

Cambié mis sueños
por otros
terriblemente reales

A veces despierto
encandilado
y quiero pedir a mi madre
que apague la luz
que cierre las cortinas
que la iluminación de la gloria
duele
duele

(14/06/2017)

Miguel Marcotrigiano

(Caracas, 1963). Docente e investigador. Licenciado en Letras (UCAB, Caracas) y M. Sc. en Literatura Venezolana (UCV, Caracas). Estudios doctorales en la Universidad de Salamanca (España).