sábado, 9 de abril de 2011

Soraya Prada Martínez / Venezuela


Soraya Prada Martínez, nació en Valera, estado Trujillo, el 23 de diciembre de 1961. Es Ingeniero Civil, graduada en la U.C.V. Astróloga. Desde el 2010 forma parte del Taller de Poesía del escritor ensayista y poeta, Armando Rojas Guardia.


De lo irreconocible


desconozco la voz

que te libera

donde se afila el azar

y las palabras aletean


dupla de imágenes se entrecruzan

socavan lo fatuo

tras una sombra extinta

el verso respira


Conjuro


la noche estival rompió

lloviendo estrellas

eclipsadas

por las luces de Caracas

la luna llena retozaba en su espalda


bailé iluminada por las chispas

en un jardín de jades

con olores a musgo

al compás de los grillos

y las aguas temblorosas

de una fuente

vuelta y me sacudí

inclinándome

alcé los brazos

la cabeza hacia atrás

su mirada lunar se posó sobre la mía

un conjuro dirigió hacia mí


desde entonces

en noches como ésta

danza mi cuerpo

por las calles de la ciudad

al ritmo del bullicio

de las bocinas de los autos

entre girasoles de humo

el neón de los avisos

y de bailarines noctámbulos


vuelta vuelta

alzo mis brazos

y la que danza es Ella


Sin cánones


Alejada de las reglas

deshojo prejuicios

interpongo paraguas a los destellos


andariega

develo vivencias

quito telarañas a imágenes centenarias


despiertan razones

cuyos párpados

ya no puedo cerrar


Sincronía

su mirada colgada

en un trapecio

hizo piruetas

para atraerme


mi cara temblorosa

se sujetó de una sonrisa

disolviendo mi palidez


palabras

no hicieron falta

mis ojos arcanos

le mostraron

un as de copas


Evasión


pasos cómplices en la arena

bajo una luna famélica


silbidos aflautados

se escucharon por el muelle

en la orilla

el titubeo del agua

danzaba en ondas

era una noche prófuga


andante seguí el rastro

girasoles de fuego centellearon


mi mirada revoloteó

posándose en la excitación

de unas plumas castañas

el asustadizo alcaraván

se escabulló


el amanecer se sintió herido

sin su canto


En el filo de mis venas


no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,

verdad de dos en sólo un cuerpo y alma

OCTAVIO PAZ


me aproximo

elijo el paso oblicuo de la dama


deslizo los dedos sedientos

por el rocío de su arrebato

mis labios peones le obedecen

abrazada como hebra retorcida

lo sigo


torre en erupción

llovizna lunar


el enroque con su mirada

me da la certeza


tendidos en el sosiego

la jugada

me redime