lunes, 20 de abril de 2009

CARMEN ELENA GONZALEZ SALAS


Porque otra tarde así
tan como ésta

no podrá resistir

aquélla que aun habita
este cuerpo

vencido,
desgonzado,

sin andamiaje alguno
que lo yerga


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Ya no importan los muros,
las ventanas,
un suelo cualquiera
me serviría de cama
lo único que pido
es una sombra, un techo
y unos párpados firmes
que alejen de mí
las madrugadas


y si tuviera el don de otro deseo
quisiera que la noche
de un bostezo
se tragara completa
la mañana
y despertar en una tarde amable
sin brillos pretenciosos
conforme con el resto de la luz
que sobra a las mañanas


regalo mis mañanas
no las quiero
me bastaría el resto de mi vida
hecho de tardes largas
y noches estancadas

y si algún moribundo
resiente mis palabras
que sepa que las mías
son muertes cotidianas