miércoles, 4 de junio de 2008

Gustavo Pereira

Si la poesía japonesa encuentra en el haiku una estructura poética propia con la que el poeta Basho recreó imágenes milenarias de Japón, en Venezuela también la poesía cobija formas propias de expresión. Es así que los somari, palabra que no encuentra significación en el diccionario si la tiene para Gustavo Pereira, quien se remonata a las raíces indígenas guaiqueríes de su nata Margarita.
Pereira recrea todos los sentimientos y emociones posibles en el hombre en los somari, que él mismo define como "Es neologismo o una palabra que probablemente tenga algunas reminiscencias de la lengua perdida del pueblo Guaiquerí que habitó mi isla natal Margarita. Las pocas palabras que sobrevivieron de esa lengua son de una belleza fonética extraordinaria".





Gustavo Pereira nació en Punta de Piedra, Isla de Margarita, Venezuela, en 1940. Poeta y crítico literario, es doctor en Estudios Literarios en la Universidad de París. Fue fundador del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales y del Centro de Investigaciones Socio-Humanísticas de la Universidad de Oriente. Asume el compromiso social y político. Su poesía es de gran importancia para comprender el nuevo quehacer poético venezolano; de lenguaje directo, imaginativo y acusador. Es uno de los poetas venezolanos más importantes de su generación y de la historia literaria venezolana, latinoamericana. Formó parte del grupo “Símbolo” (1958). Fue director y fundador de la Revista Trópico Uno de Puerto La Cruz. Ha publicado más de treinta títulos, entre ellos: Preparativos del viaje (1964); En plena estación (1966); Hasta reventar (1966); El interior de las sombras (1968); Los cuatro horizontes del cielo (1970); Poesía de qué (1971); Libro de los Somaris (1974); Segundo libro de los somaris (1979); Vivir contra morir (1988); El peor de los oficios (1990); La fiesta sigue (1992); Escrito Salvaje (1993); Antología poética (1994); Historias del Paraíso (1999); Dama de niebla (1999); Oficio de partir (1999) y Costado indio (2001).. Ha recibido algunos reconocimientos, entre ellos, el Premio Fundarte de Poesía (1993), el Premio de la XII Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre (1997) y el Premio Nacional de Literatura (2001).

XII

Y este país

que amo con rabia

y desprecio hasta adentro

Este país vasallo sediento y sin embargo apagado

Este país que carece del más elemental sentido de su interior

Este país detrás de las pequeñas iluminaciones detrás de los mitos que envuelve

También conforme a que lo pisen o lo degüellen

Este país que no tiene un punto fijo sino los cuatro horizontes del cielo

para perderse o salvarse!



EL PODER FATAL


En mi país

los imbéciles

hacen carrera

sin necesidad de otro atributo


SOMARI


Cuando estuvimos de acuerdo en esto

no nos dijimos media palabra

En cambio ahora

para distanciarnos

¡el grueso Larousse resulta exiguo!


ADENTRO


Vivir en un país despedazado

puede que no esté mal

para curtirse o para endurecerse

Vivir en un país envilecido

puede ser experiencia útil

para estómagos como el mío

Pero llevarlo adentro ya es el colmo

¡Colgar de él como una levadura

es simplemente

el colmo!


"LA POESÍA ES COMO EL ÚTERO MATERNO, AL CUAL QUEREMOS VOLVER"

Pereira presenta sus libros el próximo sábado 24 en el Centro de la Diversidad Cultural, donde también le cantarán galerones (Cheo Pacheco)

Gustavo Pereira es el poeta homenajeado en el V Festival Mundial de Poesía
Ana María Hernández G.

EL UNIVERSAL


Gustavo Pereira llega a la síntesis de la poesía con sus somaris. Esa microestructura tejida y tramada en una de las poesías más sólidas y reconocidas, y que alcanza más de treinta libros, lo corona como el poeta homenajeado en el V Festival Mundial de Poesía.

Pereira (Punta de Piedras, 1940) confiesa que si no hubiera sido abogado "hubiese sido farandulero, político, boxeador, cantante, abogado". Y se ataja a sí mismo, "que lo fui pero como una forma de ganarme la vida. Nadie se gana la vida escribiendo poesía".

Relata que acaban de aparecer dos libros suyos: Equinoccial y "uno de prosas, de pequeñas notas, se llama Cuentas. Es un libro que yo quiero mucho, porque es producto de anotaciones, algún verso que me conmueve, alguna reflexión ante una lectura, un paisaje. Es un batiburrillo de notas y cosas. Hasta hay un ensayo sobre Sucre, a quien yo admiro mucho".

Difícil es para el poeta sopesar el trazado que ha tenido su obra: "Yo creo que uno escribe el mismo poema. Pero me imagino que habrá estímulos externos que le permitan a uno abordar otros temas. Trato los temas, el contenido conduce a la forma, creo que existen contenidos que se vuelven inesperados en la consciencia de uno; y a mí no me cabe duda que eso repercute en el tono del poema".

Pero también se sorprende con el auge que ha tenido la asistencia a recitales de poesía; y añade sus impresiones sobre lo que ha visto de este festival.

"Me sorprendió mucho, aparte de la poesía de los representantes de Asia, África y América Latina, la del francés Ludovic Janvier. Yo viví en París un par de años y estaba sorprendido por lo formalista de la poesía francesa, sin alma, llena de estructuras, críptica. Yo creo que la poesía debería transmitir, si no sólo transmite códigos indescifrables, y creo que hay otros menesteres humanos que se pueden ocupar de eso".

Otro camino por el que transita Pereira es un libro de ensayos, "anotaciones sobre el oficio de poeta, la evolución de la poesía, en general; lo que me ha conmovido, porque la poesía es una tabla de salvación en ese naufragio".

Posiblemente eso explica el atractivo actual de la poesía. "Es lo que ocurre con el mar. ¿Tú no te has preguntado por qué la gente enloquece en sus vacaciones por irse a la playa a vivir las condiciones más terribles sólo por estar frente al mar y bañarse? Por la atracción que ejerce el útero materno. Salimos de ahí y siempre queremos retornar".


(Somari de los soñadores)
" En las manos -hueso sacramental, antiguos gestos de profetas que diseminaban la rosa y la palabra como semillas inextintas- de Gustavo Pereira, alguna voz lejana perpetúa la sabiduría con que el hombre sobrevive al barro de las sepulturas y a los vientos salobres que provocan el llanto. Me enorgullezco (...) en aceptar a nuestro costado mortal a este ser que nos acercaron los dias de otros tiempos conmovedoramente lejanos..."
Alfredo Armas Alfonzo
El Nacional
Caracas, 16.6.1979